ANALIZANDO EL DESASTRE DEL MY SONG
Publicado por Nautimedia el 19 de junio del 2019
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No es novedad, da pena ver lo que queda del superyate de lujo de 40 metros de eslora y casco de fibra de carbono. Al "My Song" le espera un futuro incierto tras precipitarse por la borda del barco que lo transportaba la noche del pasado 26 de mayo. Lamentablemente el buque Brattingsbord, de la compañía Peters & May perdía una carga valiosísima y ahora las hipótesis apuntan a que el temporal azotó en el rumbo de la naviera, cuyo deber era trasladar el barco desde el Caribe a Italia.¿QUIERES ESCUCHAR LA ENTREVISTA COMPLETA? Haz Click aquí…El velero de lujo, propiedad de Pier Luigi Loro Piana, se dirigía a Porto Cervo, Cerdeña, para disputar la Loro Piana Superyacht Regatta, p ero nunca llegó a puerto. Se precipitó en aguas francesas, a unas 100 millas de Toulon.

Pese a que el hermetismo respecto a este suceso es máximo, se conocen algunos datos con los que tratar de iluminar qué sucede tras un acontecimiento de esta magnitud. Su valor estimado era de entre 34 y 40 millones de euros (si se cuenta el contenido y accesorios de la embarcación)
A raiz de las primeras especulaciones realizadas por los medios de comunicación, el CEO de la empresa Peters & May, David Holley, realizó un comunicado para esclarecer los datos de lo sucedido. Pese a no tener como costumbre realizar comentarios sobre los incidentes de carga, era necesario dar una aclaración formal dada la naturaleza de lo sucedido y el interés de los medios evitando así que se emitiesen juicios sobre lo que podía haber sucedido, ofreciendo algo de claridad, en una etapa temprana de la investigación.
Además al parecer, las primeras investigaciones apuntan hacia el derrumbamiento de la cuna del yate, propiedad y provisto por la tripulación del My Song. También, según los datos registrados del incidente, en el momento del siniestro el buque Brattingsbord navegaba a una velocidad aproximada de 10 nudos durante un temporal con mar arbolada de fuerza 7, por lo que tuvo que enfrentarse a olas de entre 6 y 9 metros que le golpeaban directamente de través. En la presunción de los hechos se añade que el movimiento y la inercia que podría generar el mástil del velero serían otro de los factores que habría podido desencadenar la tragedia.

Ya en el agua, Peters & May ordenó al capitán del carguero que intentara rescatar el My Song y asegurar su flotabilidad mientras buscaban soluciones de terceros. El 28 de mayo, (2 días después) los intentos de rescate seguían su curso y para garantizar la seguridad de los yates restantes embarcados, Peters y May le pidió al capitán del Brattingsbord que continuase su viaje planeado a Génova a la vez que MCS Marine Claim Services se encargó de realizar las labores de remolque y traslado del yate MY SONG hacia mallorca, realizando un arduo trabajo en una operación muy delicada llevada a cabo en condiciones difíciles que fue, como hemos podido saber, supervisada y seguida constantemente por salvamento marítimo de baleares.
Desde Passió per la Mar, hemos querido ahondar en este siniestro para darle más claridad a qué va a pasar, quién es el responsable de lo sucedido, saber si en conveniente repararlo, cuáles pueden ser las reacciones a partir de ahora... Muchas dudas para las que hemos contado con Rafael Bonilla, de elsegurodemibarco.com, quién aportó su punto de vista profesional en materia de seguros náuticos junto a León Von Ondarza, especialista en derecho marítimo y náutica de recreo en Baleares. Ambos están de acuerdo en que lo más importante ahora es averiguar de quién es la responsabilidad.

Se avecina una temporada muy larga antes de esclarecer todos lo hechos. Tanto la reclamación por daños como la de salvamento no se definirán hasta pasados dos años como mínimo. Pero el proceso legal ya se ha puesto en marcha y se resume en defenderse con argumentos y dejarlo todo en manos del seguro y los abogados. Tal y como indican nuestros invitados, nadie va a querer pagar y se echarán la culpa los unos a los otros.
Las posibilidades que se manejan son diversas: una negligencia por parte del capitán de la naviera por no haber cambiado en medio del temporal, un fallo en la cuna con la que se transportaba el yate, la orden por parte de la naviera de continuar el mismo rumbo... Incluso podría haber sido un incidente de fuerza mayor por la meteorología existente en el momento del suceso en el que, si fuera así, nadie tendría culpa.

Pero la realidad es que el 28 de mayo la empresa MCS Marine Claim Services se encargó de remolcar y trasladar el yate hacia Mallorca para realizar los trabajos correspondientes y en condiciones difíciles, supervisada por Salvamento Marítimo de Baleares. Eso supone una suma cuantiosa de dinero de la que alguien deberá hacerse cargo. Por suerte, ningún otro barco resultó afectado.
Y es que este suceso no es nada común y ninguno de los dos invitados ha tenido que enfrentarse nunca a un hecho de estas características. Tal y como asegura Bonilla, el CEO de la compañía dice que posiblemente se trate de un incidente con responsabilidad compartida.
También es importante la cobertura del seguro. Si el yate tenía contratada la cobertura optativa de transporte por mar, entonces se cubrirá, pero al no ser una cobertura automática, debe averiguarse si estaba o no contratada. Lamentablemente, si se determinase que ha sido negligencia muy grave, no se asegura nada, explican los expertos.

Por norma general, tal y como aseguran Bonilla y León Von Ondarza, esta clase de barcos ya tienen estimado el valor convenido, es decir, lo que vale el barco a ojos de este y la naviera. Además, es esencial el peritaje del yate antes de ser transportado para no culpar a la naviera de según qué desperfectos que pueda tener. Aunque tenerlo todo en regla no hará otra cosa que agilizar un poco todo el trabajo que queda por delante. De un modo u otro, el My Song descansa en un varadero que conoce bien, el de Servicios Técnicos Portuarios de Palma (STP). Llegó al foso medio hundido, con claras roturas en su obra viva que dejaban entrever su interior. La maniobra de izada fue complicada según nos cuentan, pero al menos, ya está aquí. Es un conocido y cliente habitual de estas instalaciones que le han visto en mejores situaciones pero que ahora espera saber si puede volver a navegar o no. Desde Passió per la Mar deseamos que por lo que es, por lo que fue y por su futuro, la música nunca pare y la canción vuelva a sonar.